Jaime Lara, ilustrador: amo mi oficio y a Cuenca.

 

 
 
Por Hernán Rodríguez Girón
 
CUENCA, Ecuador (19/03/19).- El ilustrador Jaime Agusto Lara Jaramillo es un artista de la técnica de la tinta para dibujar detalles, órdenes internos y explotar la fuerza de la composición, valores hasta cierto punto abstractos pero necesarios, para establecer la diferencia. En el caso de Jaime su obra tiene valor agregado: conocimiento y pertenencia cultural. Prepara la exposición "Cuenca en tintas: serie patrimonio" para el Museo Pumapungo.
 
Puertas, retablos, edificios de nuestro patrimonio, se revalorizan ante el espectador por el detalle que hace visible la maestría de los artesanos. Jaime lo plasma en su obra, pero no conforme se adentra en el mundo de lo intangible, recupera lo que está en la calle, en el barrio, en Cuenca: juegos tradicionales, oficios y juguetes. 
 
Su trabajo no queda en la mera difusión de lo existente, sino que suma estética y su práctica da frutos. El concepto de los artístico y lo cultural no se aprende en la Universidad, sino en una relación diaria con la comunidad.
 
Hijo de Luis Lara Pastor y Laura Jaramillo, soltero, 6 hermanos. Tiene 62 años. Su estudio se ubica en la Calle Bolívar y Mariano Cueva. La mayor parte de su vida ha residido en Cuenca, pero realizó la escuela en la unidad Miguel Riofrío de Loja y los dos primeros años de colegio en el técnico de los maristas que equivale al Técnico Salesiano de Cuenca.
 
¿Tiene estudios universitarios?
 
No pude terminar el colegio y ahora, a la vejez, me entero de que tenía un problema de percepción. Por eso nunca destaqué como estudiante. En aquellos tiempos, luego del tercer año de colegio, se podía entrar de manera directa a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Cuenca. Allí me gradué.
 
¿Dónde nació?
 
En Cuenca, pero mi mamá es lojana y por eso vivimos un tiempo en Loja, 8 o 10 años.
 
¿De Bellas Artes en qué año se graduó?
 
1978. Era la Escuela de Bellas Artes anexa a la Facultad de Arquitectura, Universidad de Cuenca.
 
¿Allí aprendió el arte de la ilustración y la técnica de la tinta?
 
No. La ilustración siempre llamó mi atención. De niño comencé a dibujar personajes de historietas y comics, porque esos dibujos son increíbles, realizados en su mayoría con tinta. La técnica la fui desarrollando poco a poco. Uno la va descubriendo, hasta que te la apropias. Yo me gradué en Bellas Artes, pero en realidad soy un autodidacta. Bellas Artes enseñaba ilustración. Domino en la ilustración la tinta, porque ese es el material que se usa, que puede ser con plumilla, con pluma, con marcadores, con la mano, como sea. El material es la tinta.
 
¿Tiene alguna composición especial la tinta?
 
La que se importa ya está fabricada y envasada en frasquitos. Los marcadores o la pluma fuente vienen con sus tintas preparadas. Es la famosa “tinta china”, que es un derivado de alguna piedra de carbón.
 
¿Puede ser usada con herramientas diferentes?
 
Sí.
 
¿Ha incursionado usted en el cómic o el manga?
 
El manga es nuevo. Pero el comic norteamericano está siempre presente, data de los años 30. El primer comic es el “Yellow Kid”, de 1895. No es Supermán el primer personaje, pero este otro es más antiguo. No tengo muy buena memoria, como para acordarme de fechas. Mi memoria es más visual.
 
¿A qué señores se refiere cuando usted afirma que desde cuando llegaron ellos hasta que usted tomó este trabajo pasaron 100 años?
 
Hice un análisis de lo que hago y averigüé sobre la historia de la ciudad y el Ecuador. No hubo mucha gente en Ecuador dedicada a la ilustración en tinta, algo como lo que yo hago. En el Siglo XIX llegan al país ilustradores ingleses, italianos, españoles, franceses, acompañando a científicos, como botánicos e historiadores, que eran parte de misiones internacionales, para hacer dibujos detallados. Existe un famoso libro que se llama “Le tour du munde” en los que están todos los grabados en tinta realizados por ellos sobre el Ecuador. Son los primeros registros históricos con imágenes del país, realizadas con este tipo de técnica. Luego llegó un señor Taylor a Cuenca, que hizo algunas ilustraciones: el puente antiguo de El Vado, algunas calles, en fin. La imagen de El Vado la realizó hacia finales del Siglo XIX.
 
¿Cuándo se da su encuentro con la ilustración y la tinta?
 
Vivir de la pintura es muy difícil. Busqué un método idóneo y más fácil para ganar dinero. Se me ocurrió hacer unas postales en tinta y me fue bien. Luego, amigos y pensamientos propios, me sugirieron hacer una serie sobre juegos tradicionales. Hice la colección en tinta y se vendió todo, fue un éxito. Fue una forma más fácil de vender mis tintas, por colecciones, antes que venderlas como originales. Di el primer paso para comercializar mi trabajo y llegar a más gente. Hago por lo general 100 paquetes de colecciones y no hago más. Es decir, solo 100 personas se quedan con mis trabajos, con esas 100 reproducciones. Fue mi primer paso. Después vino el Pase del Niño, los oficios tradicionales de los ambulantes de la calle que son apasionantes. Yo amo mi país, amo esta ciudad y no hay otra palabra que decir: amo. Hay que sentir mucho amor por la ciudad para hacer estas cosas. Amar la idiosincrasia nuestra. 
 
Hasta que llegó a su última serie
 
Sí, es un largo recorrido desde que empecé a realizar estas cosas. Son 12 años, pero solo de Cuenca Patrimonio. Los juegos son universales. Solo cambian los nombres y las reglas, lo que se mantiene es la esencia. Eso es lo interesante de los juegos. El juego tradicional no pasa, son permanentes, por el bien que traen a la persona. 
 
¿Qué reflexión le dejó su serie sobre los oficios?
 
La gran riqueza y el gran talento que hay en la gente. Su parte humana. Su fe cuando hacían los retablos de las iglesias, las puertas. Se puede ver esa fe que tenían y el talento que existe, sin una escuela especializada. Son personas que aprendieron por sí mismas, con algún maestro, algún tallerista, con alguien. Se hicieron así mismas por la falta de escuela. He dado la sugerencia a muchas personas que están en puestos importantes, de dirección, para que se tomen medidas para que no se pierdan los oficios en Cuenca: el imaginero, el marmolista, muchas cosas. Por eso es hora de retomar el funcionamiento de una escuela de artes y oficios. Otra vez, como hubo antes.
 
¿Cuántos oficios ilustró en aquella serie?
 
Más de 200. Los ambulantes cambian y aumentan por la migración. Hay oficios de taller, de casa. El marmolista, el talabartero que ya quedan muy pocos. En los años 60 habían más de 80 marmolerías, hoy quedan 12 o 14. El imaginero, que hace las esculturas religiosas también se está perdiendo. Las nuevas generaciones no quieren seguir oficios, porque hay injusticia social. No es justo que personas como estas sean tratadas de “maestrito”. Nunca les dicen que son artistas, jamás, nunca. Es el “maestrito”. Pero para mí son increíbles, artistas de verdad. Imagínese lo que es hacer una montura, única. El imaginero que hace esas bellas imágenes que no se repiten. Las nuevas generaciones, de lo que observo, no quieren dar continuidad al oficio porque es humillante, de menor clase y no es así. Pero es la sociedad la que tiene que respetar estos oficios. El arte no es el problema para que no se gane plata, es la sociedad la que no aprecia la cultura.
 
¿Por qué empezó esta serie sobre edificios patrimoniales?
 
Quise recoger una época estética de la ciudad. Ahora se hacen las cosas sin estética. Se perdió el gusto. No hay creatividad, antes era una devoción.
 
¿Qué mensaje quiere dar con “Cuenca en tintas”?
 
Volver a la creatividad, a la funcionalidad, al simbolismo, a esa simbiosis entre la filosofía y la arquitectura. Una fachada no se queda solo en la casa bonita sino que es todo un complemento, un complejo funcional y estético. Recapitulando un poco, hacia la pregunta anterior, sobre los extranjeros que llegaron para hacer los grabados de Cuenca. Desde esa época hasta la actualidad no hay nadie más que haya realizado ilustraciones en tinta de la ciudad, algo extenso. Por eso afirmo que han pasado 100 años para que alguien haya vuelto retomar esta técnica, el oficio de la tinta, para mostrar lo hermosa que es la ciudad. A pesar de que estamos en una era digital, pero no es igual.
 
¿Cuál de sus trabajos en tinta es el que más le gusta?, por ejemplo en retablos?.
 
Siempre es un reto para mí, ver esos objetos imponentes. Ver los retablos. Yo mismo me planteaba mis dudas, ¿cómo puedo hacerlo?, ¿podré hacerlo?. Son cosas monumentales y allí se metía mi orgullo como dibujante. De lo que más siento orgullo es haber hecho el retablo de “Las Conceptas”, me tomó un tiempo de 45 días, trabajando 8 horas diarias, todos los días. Fue un trabajo muy extenuante y ver ese retablo hermoso, porque es totalmente barroco. El dibujo original tiene un tamaño de 70 cm por 50 cm. Solicité permiso a la comunidad y en general a cada orden religiosa, a los párrocos, a las religiosas y tuve suerte porque yo les solicité que quitaran todos los accesorios, manteles, flores, jarrones, para poder ver el retablo cómo es y accedieron. Fue una suerte que me permitieran hacer eso. Era el retablo al natural. 
 
¿Cuál de sus dibujos de fachadas es el que más aprecia?
 
La alcaldía. El ex Banco del Azuay. Es la fachada más bella de la ciudad. Por la riqueza de detalles que tiene, cada rincón tiene un detalle, es espectacular. 
 
¿Creo que usted también trabajó como publicista?
 
Sí, descubrí el don de la caricatura. Eso me permitió ser caricaturista de los diarios de Cuenca, por muchos años y al mismo tiempo diseñaba publicidad, los ilustraba con tinta y gustaban, me buscaban, porque era otra época de la publicidad. Había que armar las palabras y tenía que dibujar las letras para armar la palabra, era otro tiempo. 
 
¿Sus diseños recibían aprobación?
 
Claro, sí. Llevé adelante campañas publicitarias, hice muchos logotipos, de muchas empresas que ya ni existen muchas de ellas. Por ejemplo, el ex Vergel, el primer comisariato que se abrió en Cuenca y luego se transformó en Supermaxi. Les hacía la publicidad. 
 
¿Cuáles son sus recuerdos de Cuenca en los 70´s y 80´s?
 
Una ciudad tranquila, apacible, donde se podían ver carretas antiguas para la venta de frutas, en el Parque y le tomé una foto, estacionada, vendiendo futa. Como no existía un tráfico tan intenso como el de ahora, esas carretas enormes podían transitar por las calles. No era ningún problema. La modernidad comienza en Cuenca con los migrantes en los 90´s, esta época de cambio total, toda esta cuestión.
 
¿Cuántas tintas ha trabajado?
 
Unas 700.
 
¿Quién le apoya?
 
No, nunca he tenido apoyo. De mis ahorros. Siempre he sido ordenado y dejo un dinero para la próxima publicación. No lo muevo y cuando llega el tiempo de publicar una nueva fase, colección, yo mismo pago la impresión con el dinero ahorrado. 
 
¿Qué tal las ventas?
 
Tiene salida. Los libros son más difíciles de vender. Pero las colecciones de láminas se venden.
 
¿Eran más fáciles las ventas antes que ahora?
 
Nunca fue fácil. No es suficiente con ser un buen artista. Hay que tener carisma, desenvolverse socialmente, caer simpático a la gente. No sé. Y eso yo no lo tengo, mucho. Eso influye totalmente en la gente, porque el arte es elitista. Y la gente que compra está en la élite. Llegar a esa gente es difícil. Depende del gusto de la persona. 
 
¿Considera usted que el arte permite vivir?
 
Muy relativo. Unos tienen suerte, no son buenos profesionales, pero viven bien. Hay otros que son buenos profesionales, pero la vida se les vuelve muy difícil. Desde la perspectiva de la sociedad es muy complejo esto de ser artista, hay que llenar muchos requisitos para tener dinero. 
 
¿Qué piensa del arte contemporáneo y la fascinación por él de tienen las nuevas generaciones?
 
Como otros artistas estoy en esta lucha contra el arte contemporáneo, porque es una mafia la que lo maneja. Eso no es arte, se le tiene que dar otro nombre, pero no es arte. Es un juego que alguien domina y como tiene todo el poder y está disponible en todas partes, puede hacerlo. Pero no es arte. Arte es otra cosa. Todas las personas tienen un sentido estético interior, innato, porque saben que es lo bonito, que es lo bueno. Todo el mundo reacciona contra este llamado arte contemporáneo de una manera negativa, no están contentos, saben que es una farsa. Mi interés es mostrar el buen oficio a los niños, que perdurará siempre. Las anécdotas que tengo con los jóvenes son muchas. Cuando ven mis trabajos sienten fascinación y admiración. Muchos jóvenes estudian artes y sienten la motivación, la gana de hacer lo mismo, pero no pueden porque no hay escuelas especializadas, no hay quien les enseñe el oficio, estas cosas. Lamentablemente es así nuestra realidad, no hay escuelas especializadas. 
 
¿Qué estilos se hallan en las iglesias de Cuenca?
 
Casi todos, son eclécticas. Una combinación de estilos.
 
¿Qué iglesia le gusta visitar con frecuencia?
 
San Alfonso, porque es gótica. El gótico por el simbolismo que tiene, siempre va hacia arriba, en punta. Ese es un estilo que me gusta mucho, muy elaborado. Ellos no hacían las cosas porque sí, tienen un porqué todos esos diseños. Tienen un simbolismo, que está perdido en la actualidad, con los nuevos arquitectos e ingenieros, que perdieron el sentido, ni siquiera la filosofía actual es coherente con la realidad.
 
¿Por qué la fotografía no consigue el mismo efecto que una tinta?
 
La fotografía no consigue el mismo efecto que se consigue con el dibujo, porque no llega a una resolución tan alta, por más pixeles que tenga. Con el dibujo sí, se puede hacer el detalle del objeto. 
 
¿Por qué es más complicado el dibujo con tinta?
 
Primero, porque si comete un error ya no hay vuelta, ya no puede arreglar el error; luego, es complicado porque ya tiene que saber lo que va a dibujar, mentalmente, visualizar lo que va a hacer. Luego está el dominio de la técnica, que es muy difícil, porque son capas de grises, dónde se deja blanco, dónde negro. Eso conlleva mucha experiencia y tener un don, hay que ser un dibujante total. 
 
¿Cree usted que eso lo aprendió como autodidacta o como alumno?
 
Como autodidacta. 
 
¿Cuáles son sus recuerdos de la Escuela de Bellas Artes?
 
A la edad que tuve no había otra posibilidad de educarme y aproveché, algo muy ligero. Pero no había la educación debida. Metodología no existía. Buena voluntad sí, de los profesores para enseñar, pero sin metodología. Cosas muy básicas. Yo de manera personal me dediqué a estudiar formas, métodos, reglas del dibujo, reglas de la sombra, reglas de esto y de lo otro, porque es una discusión. Mucha gente dice que el arte no es ciencia y el arte es ciencia e integra a otras ciencias, matemáticas, geometría, cromática, hay que dominar el oficio primero y luego cualquier tema. Conocer el papel. Con solo ver el papel usted ya sabe que efectos van a salir, tiene que conocer los materiales. Si uso esto sale tal efecto, hay que tener el conocimiento de esos materiales. Lamentablemente, es una pena, que no existan escuelas especializadas al respecto.
 
¿Cuál es su proyección a futuro?
 
Mantenerme en esto, porque es lo único que amo en la vida. 
 
¿Espera que alguien de continuidad a una expresión artística como la suya?
 
Sería lindo que alguien tomara la posta. No lo encuentro todavía.
 
¿Se considera único?
 
Sí. Hay gente que hace tintas pero de otra manera. En arte contemporáneo, que no exige mucho al oficio, la gente puede juzgar como sea. En lo mío, en lo que hago, no puedo perder el detalle, porque la gente es dura al juzgarme. Ellos tienen que ver el objeto como es. Es bien duro, uno tiene que saber lo que está haciendo para mostrar a la gente.
 
¿Puede usted hacer una clase de arte al comparar el original con su dibujo en tinta?

Sí. Recorridos turísticos también, porque yo hago retratos del patrimonio, no puedo aumentar ni quitar, solo los elementos que están descritos en el objeto y las personas. Cuando hago retratos de personas, por ejemplo, exclaman maravilladas “tengo un lunar y nunca me lo he visto” y eso lo hace increíble, que la gente capte cosas. O van a la iglesia, ven la puerta, pero nunca sus detalles, porque no se detienen a observar. Con mis dibujos se quedan maravillados, es como un descubrimiento, ven, asumen una conciencia sobre el arte. De mi técnica a veces comentan que parece un relieve. Es por la técnica que uso, lograda después de tanto esfuerzo y estudio.
 
¿Qué comentarios negativos le han hecho?
 
Bueno, muy pocos. Casi siempre los comentarios son positivos. Mis trabajos se encuentran distribuidos por todo el mundo, mis colecciones. Me mandan fotos sobre cómo han adornado sus salas, con enmarcados muy bonitos. Están en casas de extranjeros. Algunos originales que vendí están en Costa Rica con un empresario. 

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