Biblioteca y ruralidad IV: El lugar de la memoria, la identidad y las prácticas comunitarias
Transcripción por Hernán Rodríguez Girón
FUSAGASUGÁ, Colombia (31/08/23).- Cuarto Día. En este recorrido por los cuatro puntos cardinales de Bogotá, ahora muy temprano nos toca ir hacia el sur de Cundinamarca. Ayer fuimos hacia el noreste, a La Calera. Ahora vamos a una vereda de nombre Pasca, cerca de la ciudad de Fusagasugá. Una región productora de huevos y flores, con muchos gallineros, invernaderos y cultivos de papa. Con un clima primaveral y el verdor de sus montañas y campos que impresionan a la vista.
Salimos a las 07:30 porque la BRI a la que vamos está a 02:30 de la Capital y hay que hacer trasbordo del bus a unos vehículos muy populares, marca Willys, tipo jeep campero, conocidos en la ruralidad como Yipao, que deriva de Jeep y que sirven para el transporte de personas y de carga o “corotos”.
Durante el trayecto en el bus mi compañera de asiento es María Chocolate. Si bien los paisajes en torno a Fusagasugá siguen siendo montañosos, la población está mucho más abajo que en Bogotá, por lo que en el camino se ven helechos y vegetación semitropical.
Abandonar Bogotá toma su tiempo, pasan barrios y barrios y distintas infraestructuras como túneles y otro gran reservorio de agua, el embalse del Muña. El camino también es culebrero, descendemos por Sibaté, los Altos de San Miguel y la Reserva Ecológica Las Cascadas.
En el camino llaman mi atención un conjunto de cruces azules, sobre una curva, al pie de un respetable barranco. Tienen ofrendas. En Ecuador llevan el nombre de apalachitas y son homenajes a las personas muertas en la carretera.
Arribamos a la estación de yipaos en Pasca, los abordamos un poco apretados y subimos por un camino polvoriento, todo es muy divertido y original, al ser nuestra primera vez. Son vehículos que no forman parte de nuestra cotidianidad. Se ven hermosos y prácticos para el campo. El trayecto dura unos 10 minutos hacia la parte alta de Pasca.
Las voluntarias nos están esperando con mucha emoción. Nos reciben con banderitas de cada país participante colocadas en la fachada de la BRI. El nombre “pasca” en lengua muisca-chimú significa “cercado de los dioses”. Pasamos al aula, un poco calurosa por el techo de planchas de metal. Nos brindan una tradicional arepa colombiana, dando comienzo al tour por la gastronomía de la región que más adelante nos tenían preparado LAS COMADRES. Luego de la presentación de cada pasante, que dura unos diez minutos, porque las compañeras de la BRI nos quieren conocer y saber de que países venimos, se inicia la charla:
ROSALBA CUBILLOS: Bienvenidos. Aquí no ven colocada la foto de ningún paisaje, porque los paisajes se los van a llevar ustedes en sus cámaras y el corazón. Todos los paisajes de este lindo municipio se lo van a llevar ustedes a sus países en su propio corazón. Vamos a hacer la presentación de nuestra BRI, respondiendo a 4 preguntas:
1.- ¿Quiénes somos?.
2.- ¿Qué hacemos?.
3.- ¿Cómo lo hacemos?.
4.- ¿Para qué lo hacemos?.
Al final, el cuarto punto parece que debería estar al comienzo. Cuando empezamos a trabajar y nos pusimos a trabajar y a trabajar, nos dimos cuenta que el objetivo no lo habíamos trazado, que hicimos una cosa y nos salió otra más bonita.
1.- ¿QUIÉNES SOMOS?.
“El lugar en el que estamos es de la Junta de Acción Comunal (JAC) de la vereda “La Esmeralda”, Pasca. Colombia se divide política o administrativamente en departamentos, municipios, veredas y cada vereda tiene una junta que vela por el bienestar de sus habitantes.
Esta JAC contó con la fortuna, cuando nuestro presidente era muy joven y tenía otra visión de la acción comunal, porque en general las juntas se dedican a los caminos, a las alcantarillas, etc, cosas puramente de territorio, de abordar la parte cultural. Encontramos este espacio abandonado. Pero era un espacio que ofrecía una oportunidad.
Hicimos un diagnóstico. ¿Qué necesita la comunidad?. Hicimos encuestas y obtuvimos respuestas. Decidimos que en el espacio que estaba lleno de trebejos, podía funcionar una biblioteca, con conectividad, brindar servicios para que la gente no se desplace hasta el municipio. El diagnóstico nos permitió ver que podíamos hacer un montón de cosas. Nos pusimos las botas y a trabajar.
Este salón era solo teja y nos recostábamos junto a la pared. No había todo esto. Cada cuál ofrecía de lo que tenía y a punta de marranadas, una costumbre del sector, todos con las botas puestas a trabajar y recolectar fondos. Levantamos el lugar, paredes nuevas y nos pudimos reunir, ya no a la intemperie. Nuestra satisfacción radicó en el esfuerzo y no en el logro.
Todo fue tomando forma, paredes, ventanas. Luego la cancha que estaba en absoluto deterioro. Nos apoyaron los jóvenes, ganaron una convocatoria del Ministerio del Interior, con la que ganaron un dinerito y con eso se arregló la cancha. Luego vino el apoyo interinstitucional, de la bibliotecaria, que nos trajo los libros. Ella nos postuló a la convocatoria de las BRI, aunque ya teníamos los libros y empezábamos como un punto fijo y organizado. Fuimos una de las primeras BRI, somo de las más antiguas”. (Presentación de video, sobre los comienzos de la BRI)
2.- ¿QUÉ HACEMOS?.
“Cuando vino el confinamiento de la pandemia, encerrados en nuestras casas, la Biblioteca Nacional tuvo a bien hacernos una capacitación virtual, donde nos daban ideas sobre lo que debíamos hacer.
Nuestra tutora ALEJANDRA PARRA nos dejó una tareíta, con la lectura de “EL PARNASO AMBULANTE DE ROGER MIFFLIN”, que iba por su país los Estados Unidos (Mifflin es el personaje principal de la novela corta “Parnassuss On Wheels” o “La Librería ambulante” del escritor estadounidense Christopher Morley), con su carreta llamada Parnaso llena de libros y su tarjeta de presentación era esta:
“Sabed, amigos, que tiene mi percherón
Más de mil libros, antiguos y de ocasión.
Del hombre los mejores amigos son.
Los libros que atiborran este gran vagón
Libros para todos los gustos son,
De líricos versos a las Musas,
De buena cocina y agricultura,
Novelas apasionadas de prosa pura.
Cada necesidad tiene su libro justo
Y los nuestros te dejarán a gusto.
Jamás habrá librero que dé alcance
A los finos libros de este paraíso ambulante”.
Ese versito decía todo lo que tenía su carreta. Alejandra tuvo la brillante idea de, con este versito, ponernos a pensar: ¿qué tiene su biblioteca?. Nuestra BRI se llama “Un trueque de saberes”, porque vamos interactuando con la gente, llevando y aprendiendo siempre. Damos y recibimos.
Recorriendo los caminos como afanosos lectores, buscando LIBROS HUMANOS llenos de sabiduría”. ¿Existen bibliotecas humanas en alguno de sus países?. Esa es una forma de interactuar. La gente se inscribe con un saber en una biblioteca. Las personas asisten y piden hablar con fulano de tal que sabe tal tema. Se agenda una cita y hablan. Esas son las bibliotecas humanas. Esa es una riqueza muy grande.
Entonces imaginamos a todas las personas de nuestra comunidad, con toda su sabiduría, toca ir corriendo a buscar a todos esos libros humanos, a ver que encontramos, para crear contenidos, porque ese es uno de los objetivos de la BRI, la Biblioteca Nacional y el Ministerio de Cultura, fomentar la oralidad. Que hablemos. También brindar el placer del libro a esta comunidad. Ser un punto de encuentro. Entregar semillas de paz, porque a través de la cultura es una linda forma de crear buena convivencia. Ir conformando identidad con todo lo que recolectamos.
Allí estaba condensado lo que éramos o por lo menos Alejandra nos dijo que sí. Lo primero que hacemos cuando nos encontramos con un libro humano es hacer que ella o él se reconozcan como portadores de un saber. Porque la gente no sabe que sabe. A ellos les parece muy difícil: ¿qué se yo?, preguntan, ¿qué digo?. Toda persona tiene un saber que puede compartirlo para enriquecer a otros. Si un libro físico ya es interesante, pues imagínense un libro humano. Sumergirse en esa sabiduría de ese ser humano e interactuar con él, compartir. Maravilloso. Hay que estar en situación de diálogo con todas las personas y llevarlas a que se definieran, a que se soltaran, a compartir conocimientos.
Ahora
viene nuestra forma de itinerancia, el CANASTO VIAJERO, porque resulta
que la comunidad durante las fiestas hacía grandes comilonas y compartía un
montón de canastos, para la comadre, para la vecina, para la otra vecina, para
el primo, siempre se reparten las canastas con comida. Donde llegaba ese
canasto siempre volvía con algo. Es una forma de comunicar y de mostrar el
sentimiento. Yo estoy aquí, yo te quiero, yo te aprecio, o lo que sea y el otro
-hay caramba- entonces devolvían.
La
mejor forma de itinerancia es el canasto que va lleno de libros y va por todas
las casas, rotando, con una cartita de presentación y va con un cuaderno donde
la persona anota sus experiencias.
Con
las herramientas que nos dio la Biblioteca Nacional, llevábamos este morralito
que se despliega con una bolsillerita que se coloca en las casas y allá
se metían los libros, en una tienda se colgaba y allá llegaba la gente, tenía
la oportunidad de leer un libro. También íbamos a las casas a leer con la
gente. Joel leyó un librito donde había muchas historias de niños de otros
lugares de Colombia y descubrimos que nosotros también teníamos muchas
historias para contar. He hicimos nuestras historias.
Allí nació el proyecto “LEYENDO NUESTRAS HISTORIAS”, son historias de vida. Fuimos por las casas recolectando saberes. Había un señor que ya falleció, que se sabía una cantidad de coplas, de las familias, la gente, los lugares y nos dejó todos esos saberes, todas esas coplas. Empezamos a reunirnos para fomentar la oralidad y la mejor manera de hacerlo era ponernos a hablar nosotras, las mujeres, alrededor del fogón. (Presentan videos, la historia de Emily que lee “Eloisa y los bichos raros” y la de los niños de la tienda Las Monas, que inician un emprendimiento para arreglar su casa).
Entonces, alrededor del fogón empezamos a hablar y se nos suelta la lengua. Nos establecimos. (Ponen un video sobre el paisaje gastronómico y los significados de la comida).
Lo que acaban de ver es el DÍA DE COMADRES. Nació el trabajo que estamos haciendo con más fuerza, alrededor de la gastronomía. Recolectamos los saberes de nuestros abuelos, toda la comida de antes y alrededor de eso vienen las anécdotas, las historias, los recuerdos, los olores, los sabores.
Recopilamos esos contenidos y los transformamos en videos, libros como el de DICHOS, COPLAS Y REFRANES, como cuando se saludan: el uno pasa y dice ¡oyjo! y el otro contesta ¡joyjo!, ese es un saludo; otro, cuando saluda ¡vecino agente! y el otro responde ¡vecino alcalde!, que será lo que significa pero… se usa. Todo esto está recolectado y a la espera de que alguien lo publique.
Voy ahora a leer el poema “La flor del Diente de León” de la poeta costarricense Carmen Lira, seudónimo de María Isabel Carvajal (1888-1949):
Soy la florecita del diente de león,
Parezco en la hierba un pequeño sol.
Me estoy marchitando
Ya me marchité;
Me estoy deshojando,
Ya me deshojé.
Ahora soy un globo fino y
Delicado, ahora soy de encaje,
de encaje plateado.
Somos las semillas
del Diente de León
Unas arañitas de raro primor,
Que unidas nos puso la mano de Dios.
Ahora viene el viento:
-hermanas adiós.
Ahora lo van a ver, al Diente de León, vamos luego a pasar por un potrerito lleno de dientes de león. Alrededor de cada planta, usando Internet, tratamos de buscarlas. Queremos unir la literatura, con la gastronomía, los recuerdos, los olores. Hacemos alianzas para grabar y editar videos.
Y esto lo enseñamos a los niños para que sean la garantía de que el proceso de la BRI dure un buen rato. Es lo que buscamos involucrando a los jóvenes. Como ser mediador es gratis, honoris causa, por pura voluntad, nos aliamos con toda la familia y los amigos. Todo queda en familia. Lo hacemos con lo que nos da la vida. En la Feria del Libro una persona dijo -yo me voy a pensionar y me voy ha hacer mediador- y yo le respondí -yo ya me pensioné y me hice mediadora-. Eso le da a uno un “plus”, porque uno ya no está con los apuros de que si me pagaron o no. Uno tiene su tiempo libre y organizado y enamorada del trabajo.
Hay una convocatoria anual, beneficia a 150 bibliotecas por año. En 4 años van más de 600 BRI´s beneficiadas. Al comienzo el gobierno nos entrega una serie de elementos, computador portátil, tablets, libros, colecciones, pero los demás recursos, como el celular, son nuestros”.
3.- ¿CÓMO LO HACEMOS?.
“Con alegría y amor. ¡Esto es una felicidad total!, un goce. Acompañamos a la gente, vamos hacia ellas. Sin demostrar que sabemos todo. Al comienzo fallamos en eso. Que vamos tal día y hacemos tal cosa. Y ellos, esto sí y esto no. Ahora es al revés, vamos a curiosear y aprender. Compartimos un saber. Hacemos trueque de conocimientos. La gente ya no siente que le estamos dictando una cátedra.
Al leer nuestro territorio, sus personas y costumbres, surge una anécdota. Cuando comenzábamos el proceso, propusimos hacer un estudio, habíamos pasado por todas las casas y pensábamos que todas necesitaban una huerta casera- Hicimos una encuesta, preguntando si tenían huerta casera y el 99.9% no la tenían. ¿Qué necesita la gente?. Huerta casera. Resulta que… ¡no!. Eso era lo que yo quería.
Después contratamos al Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) que tiene unos cursos bellísimos. Ellos nos dictaron un curso de huerta casera. Después nos enteramos porque no tenían huerta casera, porque tienen sus gallinas. Las gallinas les dan huevos. Los huevos los venden. Las gallinas se comen la huerta.
Conclusión, hay que conocer el territorio para llegar a él. No es tan fácil que unos decidan yo quiero hacer esto. Otro día estábamos leyendo y quedamos que todos los martes a las cuatro, porque a mí los martes me gustan, los martes tengo libre. Pero ese no era el deseo de las señoras. Se sentían como niñas de escuela. Les leíamos nosotras. Y les ensañamos a que lean historias, la cotidianidad, el tiempo, la cara de las personas. Nos dedicamos a buscar lectoras con nuestro canasto viajero. Como nuestro territorio es pequeño, caminamos. Hicimos alianzas. Con las profesoras de la escuela”.
María Paz y Sofía hacen la presentación de las actividades de la escuela con la BRI. Lo que me sorprende es la coincidencia de los nombres con mi hija María Paz y mi sobrina Sofía.
Afirman ellas que la participación en la BRI les ha permitido adquirir nuevos aprendizajes significativos a todos los estudiantes. Han trabajado en el rescate de historias y en la recolección de la tradición oral.
La BALSA DORADA o BALSA DE LOS MUISCAS, que se exhibe en el Museo de el Oro de Bogotá, fue descubierta en el área de Pasca, vereda Lázaro Fonté a principios de 1969. De este hecho histórico los niños de la escuela y la BRI elaboraron el libro “Contando la historia de Lázaro Fonte”, sobre la Balsa de Oro, que fue hecha entre los años 600 y 1.600 d.C. Es una muestra de la extraordinaria orfebrería precolombina.
4.- ¿PARA QUÉ LO HACEMOS?.
Nos propusimos: recolectar saberes, fomentar la oralidad, crear contenidos, en fin. Cuando empezamos a trabajar nos unimos en un precioso grupo de personas, de libros humanos. Nos empezamos a encontrar. Hicimos que esas personas se reconozcan como portadores de saberes. Estamos cumpliendo con el objetivo de recolectar contenidos, fomentar la oralidad y todo lo demás.
Pero cuando vimos todas esas vidas impactadas. Esas mujeres felices haciendo libros. Esto es para llorar de felicidad. Es una cosa de locos. Ellas que se reconocen como portadoras de saberes, una fuente de inspiración, que otros las están mirando, que ustedes están aquí, de otros países, ellas todavía no se lo creen. Es algo divino. Son personas que crean contenidos, hacen el trabajo, van por los caminos. Tienen compromiso. Para crecer juntos y ser felices.
Donde quiera que vamos nos hemos transformado y vamos transformando a nuestro paso lo que encontramos e inspiramos a mucha gente, que se da cuenta que no es tan difícil, no cuesta mucho dinero. Pasamos por varias etapas, al comienzo se burlaban de nosotros, nos veían como un poco de viejas locas que se reúnen a chismosear. Pasada esa primera etapa, nos convertimos en LAS COMADRES.
Luego la gente empezó a preguntarse ¿Qué será de verdad lo que hacen estas?. Ya vino otra etapa. Y luego… con este encuentro, la verada va a decir ¿y yo por qué no fui comadre?. Lo primero que se tiene que pensar es: creer que se puede. Hay que trascender. En ese transcender nos encontramos con una persona preciosa, la doctora Susan, que vino a vernos, ella es antropóloga. Ella les va a contar que encontró.
5.- Las Comadres "Me enseñaron a leer en una cocina".
SUSAN GONZALEZ CASTELBLANC es licenciada en estudios sociales y master en antropología, consejera en patrimonio cultural en el municipio de Fusagasugá.
Me siento muy conmovida que personas de Colombia y de afuera vienen a reconocer el trabajo de estas maravillosas mujeres. Que en este territorio que es demasiado masculino no las reconocen y que de afuera si lo hagan. Esto genera demasiada emoción. Gracias por haber venido. Gracias por haberlas observado. El papel del antropólogo sobre todo es mostrar, dar visibilidad a esas sororidades (solidaridad entre mujeres), que a la final somos nosotros mismo, también en las personas. Este pequeño escrito surgió, entre las observaciones que hice viéndolas cocinar, se llama:
“Cocinar es creer en el mundo”
En estos libros humanos que al final los leí, entendí que nuestros abuelos nos educan para observar el mundo y mis abuelas afinaron los ojos de esta antropóloga. Pero no basta con tener la mirada dispuesta, dejarse educar o ser aprendiz de otro, nos amplia la comprensión de las cosas. Por eso quisiera contarles como un grupo de comadres, habitantes de la vereda La Esmeralda, Pasca, Cundinamarca, me enseñaron a leer… en una cocina. LAS COMADRES hacen una pausa en la economía doméstica, adelantan sus quehaceres, madrugan a ordeñar las vacas, para poder encontrarse. Mientras recorren los caminos, van recogiendo los ingredientes que provienen de la despensa del territorio. Recogen la madera, prenden con fuego la estufa de leña; entonces, es la cocina el espacio de acción para que las comadres comiencen a mostrarse a través de sus recetas. Se instruyen unas a las otras sobre las variadas maneras de hacer mantecadas, pan de bonos o un envuelto. Comidas muy tradicionales, sobre todo en la parte más montañosa, de los andes colombianos. Cada receta es un viaje al pasado familiar y elaborarlas es ahondar en sus vidas, porque preparar la comida es rememorar las historias que vienen como recuerdos calentados desde el corazón, de la misma manera como el humo sale de la olla. Estas mujeres nos afinan los sentidos, para indicarnos como utilizarlos. Nos enseñan a leer con el olfato, a palpar con el tacto a percibir los olores que viajan en la temperatura del horno, entender los colores de los alimentos en cada cocción. Pero también escriben para otros a través de los sabores que ellas producen. Con ellas aprendemos que el mundo es un texto abierto, que no solo necesitamos de nuestros ojos para descifrarlo. Como bien nos señala el antropólogo español JESÚS BARRERAS HERNÁNDEZ, en antropología de la alimentación, que cuando descubrimos dónde, cuando y por quien son consumidos los alimentos, estamos en condiciones de deducir, al menos parcialmente, el conjunto de relaciones que prevalecen dentro de la sociedad. Porque en definitiva los comportamientos alimentarios son parte integral de la totalidad cultural. Entonces, la cultura se come, es un elemento vivo que está presente en los movimientos de la cocina, al moler, cortar y amasar, en todo los que se prepara y se lleva a la mesa. Las comadres nos enseñan el sentido de la espera, dando valor al proceso visible del resultado final. Una reunión de comadres es un compromiso de cuidado de ellas mismas. Cuidarse a voz propia, acompañando la voz de la otra, elaborando recetas que se renuevan al escucharse. Es uno de los contados espacios donde las mujeres, aparte de la celebración de la Semana Santa y la Navidad, se pueden encontrar para compartir las tradiciones, que al mismo tiempo son reflejo de sus tradiciones de vida. Celebro a las comadres la valentía de encontrarse, de dar continuidad a los saberes que deberían ser funcionales a nuestra sociedad, porque veo en sus acciones la fuerza poderosa que tiene la cultura para cambiar la vida de las mujeres rurales, para resignificarlas, dar dignidad a lo que son y a lo que dicen. Gracias.
De esas observaciones que he tenido, que he podido compartir con estas maravillosas mujeres, este ha sido un espacio de la palabra, de empoderamiento femenino sin hacer cliché, ellas lo han venido haciendo en silencio en sus fincas, en sus predios y al juntarse es reconocer esos trabajos que ellas mismas elaboran y también esas colaboraciones juntas, entonces les agradezco por haber venido hasta acá, que pueda el mundo conocer a LAS COMADRES, que ellas sigan confiando en sí mismas, con esas maravillosas tradiciones que vienen actuando, que vienen fortaleciendo para las nuevas generaciones. Aplausos.
En este texto, “El baile de las mujeres sabias”, hemos encontrado un texto que se nos acomoda divinamente que dice:
Cuando alguien vive plenamente los demás también lo hacen.
Ese es el imperativo principal de la mujer sabia. Vivir de forma que otros se sientan inspirados, de una manera propia y emocionante para que los demás vean como se hacen. Eso es lo que nosotras queremos, inspirar y que los demás vean como se hace. Que nos queremos, que trabajamos, que somos felices y que nos transformamos y que trascendemos. Esa es la conclusión.
6.- Presentación del grupo Las Comadres.
Una comadre es alguien que le manda a bautizar el chino en la religión católica, a confirmar, al matrimonio. Llegábamos a las reuniones y empezaba el saludo: buenos días comadre, la otra, hay buenos días comadre, entonces esto pues que es, una reunión de comadres. Esto es un día de comadres y así quedó, es una reunión de comadres. Los miércoles nos reunimos sagradamente y hacemos nuestras comidas. Nos vamos a presentar.
Facebook: @LasComadres
Ella es mi mamá, tiene 94 años y de tanto verme trasegar con la BRI, se puso a escribir versos y coplas que ni siquiera sabíamos que podía escribir. A pura mano, sin gafas y de su propia inspiración. Con una letra preciosa.
¿Qué es una comadre?
“Soy comadre y al mismo tiempo tú eres la mía. Se utiliza para describir una relación de mujeres que se cuidan, se escuchan, se enseñan entre ellas, cosas en las que el alma siempre está presente. A veces incluso hablan de ella o con ella directamente. Aquí estamos las comadres y les vamos a contar quienes somos y que hacemos para la vida cambiar”
Las comadres se ponen sus delantales y se presentan mediante coplas:
- Yo me llamo MARÍA EUGENIA URIBE,
la comadre fundadora,
en mi casa me esperan
pues soy muy buena anfitriona.
Ella es la que hace esas deliciosas arepas.
- MARÍA ALBA DI MATE.
Todos acá me distinguen
como catequista muy activa,
uniéndome a las comadres
se me compuso la vida.
Casada, dos hijos, un nieto. Hago parte de este lucido grupo.
- ALBA ORIGUE.
Albita me dicen todos
y me siento bendecida,
no cambio el día de comadres
ni por nada en esta vida.
Un hijo. Un día me invitaron a que viniera a una reunión y les pregunté ¿pero qué hacen?, no pues nos reunimos y charlamos de las cosas antepasadas. Y comenzamos a hacer cosas, lo que hacían nuestros abuelos: mazamorras, ungüentos, todo lo del maíz. Nos reunimos y cada vez hacemos una comidita.
- GLADYS DIMATE.
Para integrarme
a este grupo
no estaba muy convencida,
hoy me siento muy contenta
disfrutando de la vida.
- EVANGELINA RODRÍGUEZ.
Escuché de las comadres
y me pareció interesante,
aunque vengo de bien lejos
soy la primera en llegarles.
- PUREZA “PURIFICACIÓN” GUERRERO.
Soy feliz de ser comadre,
alegre y comprometida
aunque pierda los zapatos
aquí les dejo la vida.
Un día se me perdieron los zapatos, pero llegué a la reunión, aunque sea en chancletas. Tengo 77 años, viuda, 6 hijos hermosos. Virreina del adulto mayor.
- ROSALBA CUBILLOS.
Soy una mediadora
enamorada del cuento,
nada me hace más feliz
que llegar a nuestro encuentro.
MARIA JOSÉ RUFFETE: ¿Qué estaban haciendo ayer miércoles, antes de que nosotros llegáramos?.
ROSALBA CUBILLOS: ¡Pues, preparándoles la sorpresa a ustedes!.
DANIELA VALENCIA: Me siento muy contenta, siento que lo que nosotros en nuestra BRI estamos haciendo lo veo muy reflejado acá, con ustedes. Le estaba comentando a la presidenta de la Junta de Acción Comunal que es muy parecido al proceso que hacemos allá, que son jóvenes, acá son adultos mayores, pero eso es lo bonito porque a veces alrededor hay gente que pregunta ¿y esto para qué?. Es solo para perder el tiempo. Siempre hay cosas como esas, que nos lo dicen. Con esta experiencia me voy más motivada para decirles a los muchachos, ¡allá hay un grupo de señoras y están en este proceso!. Y es algo muy bonito. Hay cosas de la acción comunal que deben plantarse, por ejemplo, como integrar este proceso para que los niños aprendan. Allá los preescolares participan en sus espacios en la biblioteca y veces es un poco complicado porque los niños no pueden salir de la escuela, a los rectores también hay que motivarlos, para que sepan que las escuelas son nuestras, no de ellos, porque a veces cierran la puerta y como que chao, no. Que se permita que los niños puedan participar en los espacios de la BRI. Veo que la Junta está de la mano con ustedes. Nosotros desafortunadamente ya no. La que estaba ya salió y la que está ahora nos deja mochos. Felicitaciones. Para adelante. Hay muchas cosas más que se pueden hacer.
ROSALBA CUBILLOS: Si pues nada, es la mera gozadera. Nos reunimos los miércoles. Teníamos un nerviosismo total y ahora van a venir, de donde van a venir, de hecho en nuestro municipio no es que nos conocen mucho, pero hemos trascendido fronteras con nuestra historia al verlos a ustedes acá. Estamos más inspiradas. Queriendo ser inspiradoras para muchas otras BRI´s y muchas otras personas, que por lo menos aquí en la vereda y en el municipio ya se callaron. Dejaron de reírse. La envidia ya les pasó, se convirtió en asombro. De la primera convocatoria de Cundinarmarca, esta es la única BRI que todavía existe. Es mucho más conocida afuera que acá. Otros lugares vieron que sí se puede.
PATRICIA MOROCHO: ¿Cómo gestionan la comida para cada encuentro?.
ROSALBA CUBILLOS: Con recursos nuestros. Los amigos. Cada uno pone lo que tiene. El día anterior pensamos en que vamos a preparar. Vamos a preparar algo con más, entonces ¿qué vamos a necesitar?. Cada un pone lo que tiene y nos reunimos en diferentes casas. Es un complemente del equipo, doy lo que tengo, mis conocimientos, yo hago tal cosa, yo traigo lo otro y es lo bonito. De pronto ella tiene, pero la otra no, mirar como desde la necesidad o la circunstancia que puedo aportar. Lo importante es tener las ganas. Dios no nos desampara. Nos da siempre los recursos para hacer las cosas. No son tan necesarios los recursos sino la voluntad de hacerlo. Revivimos las recetas de nuestros padres y abuelos para dejarlas a nuestros hijos estos bonitos recuerdos. Por medio de cada encuentro se produce un video, se levanta un diario. Nosotros ya preparamos jorobo, chucula, granada y menta, la mazamorra chiquita y sopa de peto, que es un maíz.
La mazamorra es el dulce
que en las tardes se comía,
con unas buenas historias,
¡qué bonito se vivía!.
Finalmente, después de mucho advertirnos, entregan la sorpresa a todos los asistentes que consiste en una ruana, que en Ecuador se llama “poncho” y un calabacín para beber agua y otros líquidos. La ruana tiene un sello bordado a máquina que dice: “BRI La Esmeralda, un trueque de saberes. Pasca-Cundinamarca”. También recibimos un bolsito del Programa Nacional de Bibliotecas Itinerantes con el lema “Transitando por los caminos del pensamiento y la palabra en la ruralidad”. Nos piden que todos nos pongamos las ruanas y participemos de una sesión de fotos. El sol como característica de estos días maravillosos, calienta el día. Todo el ambiente está lleno de confraternidad y alegría.
La bibliotecaria, GLORIA PATRICIA CUBILLOS ROMERO, de la Biblioteca “Adolfo León Gómez” del Municipio de Pasca, en entrevista, manifestó lo siguiente:
¿Qué significa Pasca?
Pasca en lengua muisca significa cercado del padre. Solo mire, Fusagasugá, por donde ustedes entraron está allá. Mire las montañas, todo está cercado. Aquí habitaban los muiscas de la cultura chibcha, la gran familia muisca.
(Efectivamente, la cordillera de los Andes forma como un gran cercado, de manera que la vista no se pierde, es atrapada por las alturas de las montañas y eso significa la palabra Pasca-cercado, el lugar al que pertenece la BRI La Esmeralda).
¿También en La Calera reivindican a los muiscas y eso está bien al noreste de Bogotá?.
La familia muisca está en toda Cundinamarca y también está en algunos territorios de Santander. Cundinamarca tiene 116 municipios, 10 provincias. Bogotá es Distrito Especial. También está Sibaté, Fusagasugá, Zona 20, San Bernardo y Arbelaez. Y los llanos tienen mucha conexión con nuestro territorio porque limitamos con el páramo de Sumapaz.
Cuando la Guerra de los Mil Días, hubo mucha gente que migró del páramo, luego con la violencia bipartidista, entonces muchos de los descendientes en Pasca provienen De Une, Cundinamarca, que es la entrada a los Llanos Orientales. En el páramo de Sumapaz había mucha gente que conocía de comida, de música, entonces el joropo. Nuestros ancestros tocaban guitarra, tiple, bandola.
En el libro “Historia de la Música en Colombia” se narra que a Pasca en algún momento se lo llamó “México chiquito”, porque gustan mucho los corridos, el sombrero de charro, la cabalgata, la música norteña, la gente toma harta cerveza. Hubo un momento en que llegó la ola de la música mexicana. Yo tengo un programa en la biblioteca con los adultos mayores, cine y les encanta todas las películas de Antonio Aguilar y el cine de oro de México, porque ellos crecieron con eso. Permeó también un poquito a nuestra cultura el machismo mexicano.
Pero la mujer tuvo un papel muy importante en el desarrollo de la familia pasqueña. Si bien era la mujer que preparaba la comida, al lado de su esposo, también fue la mujer consejera, la guía, la que levantaba a la familia y mantenía la unión. Si bien hubo mucha influencia mexicana. Acá en Pasca predominaba ese tipo de machismo a la mexicana.
Nos encanta el son sureño. Para mí las danzas ecuatorianas son muy bonitas. Somos muy parecidos. Pero nuestra característica, por ejemplos en los llanos, es solo joropo. Acá en Boyacá la guabina chiquinquireña, torbellino, desde Santander hasta acá y también la música campesina, la música carranguera con Jorge Velosa.
Nuestros ancestros tocaban requinto, guitarra, tiple y la bandola, con la música colombiana tradicional, la de Villamil y de toda esa influencia que ha llegado de un lado y de otro, hasta del vallenato, se fue generando ese intercambio y empezó como un merengue campesino, que es lo que nosotros tenemos acá. Y cuando después llegó Jorge Velosa, la carranga, fundando un nuevo género musical, aunque ya teníamos acá una música más movidita, le metieron el requinto que viene de Santander, el camino que va para el monte, yo tengo una rima que adorna el paraje, una mezcla de merengue, rumba y parranda.
¿Cómo nació la BRI?
A mi biblioteca llegan muchas personas que quieren regalar sus libros. Desde la Biblioteca Nacional tenemos unas directrices. Sin embargo, yo acepto las donaciones. Tengo un programa que se llama BIBLIOTECA A MI VEREDA. Cuando ellas dijeron que tenían este salón, pues les propuse montar una biblioteca. Les traje una donación de libros. Mi biblioteca está en el centro de Pasca. Implementamos todo acá he hicimos una marranada literaria. La marranada es lo que se hace tradicionalmente para generar recursos para la comunidad. Hicimos la primera marranada literaria y festival del trueque y de juegos tradicionales. El tejo es un juego tradicional que se acompaña con tomar cerveza y comer cerdo. Eso fue la marranada literaria y se fue fortaleciendo ese proceso comunitario. Es un programa de extensión bibliotecaria de la Biblioteca de Pasca.
¿Cree usted que las personas no están cerca de estos procesos?
El objetivo de las BRI´s es la itinerancia y atraer a las comunidades campesinas. Pero muchas veces la gente piensa “eso es para los jóvenes, que hago yo en una biblioteca”, o también creen que ya no están para esto. Pero ellos no se dan cuenta de la riqueza que tienen, que son unas bibliotecas humanas, con todo ese conocimiento. El hecho de que ustedes vengan y compartan una arepa, la arepa es tradicional en toda Colombia, pero la arepa como se la hace en cada territorio es diferente, cada uno tiene una costumbre. Hay que vincular eso, porque a la escuela cada uno puede ir allá a visitarla, pero no a las comunidades.
¿Qué tan sostenible es este proceso?
Colombia ha sido y ha tenido desde las bibliotecas públicas una excelente gestión. Yo llevo trabajando 22 años. El Ministerio de Cultura actúa con mucha participación, lo que influye para que los bibliotecarios sigan adelante. Hay una Red Departamental con 116 bibliotecas en Cundinamarca, que está pendiente de que las bibliotecas funcionen y los bibliotecarios se motiven a trabajar.
Hacia el rancho de María Eugenia Uribe
La sesión de fotos se desarrolla hasta con dron, que hace algunas tomas aéreas del grupo. Nos despedimos de la BRI e iniciamos una caminata hacia la montaña, por un sendero flanqueado de eucaliptos, hacia el rancho de María Eugenia Uribe.
Hay piedras monolíticas por todos lados, lo que me recuerda cierto paisaje de Santa Isabel, al sur de mi provincia, Azuay. El rancho de María es típico de la región campesina de Fusagasugá, levantado en madera y ladrillo panelón, con su horno de barro y leña como combustible.
Hay una maravillosa vista panorámica del lugar en el que nos encontramos y en el horizonte sus míticos cerros el Alto de Fusacatán y el cerro sagrado de Quininí, con caminos coloniales para hacer senderismo y sitios arqueológicos con petroglifos.
Subimos atentos a encontrar los dientes de león. Cerca del rancho nos reciben alegres unos perros. Al pie de la casa un gallo y sus gallinas. Flores por todas partes, una bella rosa por aquí y por allá una orquídea. Es una experiencia de vida.
En el almuerzo nos sirven caldo de gallina criolla con yuca y maíz, de segundo arroz con pollo asado en horno de leña y aguacate. LAS COMADRES invitan a los pasantes a moler el grano en un tradicional molino de mano, después amasar la harina para cocer el pan. Una demostración de lo que hacen todos los miércoles. Todas y todos aprovechan la ocasión para una siesta sobre el llano junto al rancho. El clima se presta.
Emocionados por la entrañable acogida, emprendemos el retorno. La despedida es emotiva. No encontramos los dientes de león, pero sí una planta de mora, cargada de frutos. De vuelta a Bogotá, un cansado retorno, sin embargo, quedó algo de ánimo y salimos en grupo a caminar sin alejarnos mucho del Hotel, por la carrera 7.
Bitácora Día 4. El lugar de la memoria, la identidad y las prácticas comunitarias.
La experiencia en La Esmeralda me pareció más real, más próxima. De verdad, sentí que las personas estaban más comprometidas con lo que hacían. El grupo de Las Comadres es espectacular. Pero no deja de estar presente la biblioteca como órgano institucional y de poder del Estado. Las BRI, ¿cómo pueden continuar si no son un proyecto de vida?. Para este caso están en manos de jubiladas, que atienden con sus propios recursos. Hay muchas ideas inspiradoras, que se llevan en el corazón, para llevarlas a la práctica en el Ecuador.
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