Agua segura en el páramo de Pucará
Por Hernán Rodríguez Girón
PUCARÁ, Ecuador (27/06/23).- ¿Usted es Max Uhle?, me pregunta con cara de admiración el profesor de la escuelita unidocente de Santa Marianita, al leer el nombre del famoso arqueólogo alemán en la portada del libro que recibe como donación. Me rio y le respondo: no, soy solo un funcionario del Museo Pumapungo de la ciudad de Cuenca.
Son las 12:30 del martes 27 de junio de 2023 y a una altura de 3.800 msnm, ciudadanos y autoridades nacionales y provinciales, participan en la inauguración de la planta de agua potable de Santa Marianita, La Dolorosa y Minas Chuqui Alto, cantón Pucará, al sur de la provincia del Azuay. La Biblioteca Víctor M. Albornoz del Museo Pumapungo asiste con una donación de libros.
El sorprendido profesor se llama Jaime Vargas, a quien se le entregan sendos ejemplares de los libros “González Súarez, escritos” y “Max Uhle”. Cuenta que su escuelita publica un periódico, “Gotitas del Saber” y me regala un ejemplar. Sus alumnos, junto a la población de las comunidades beneficiadas, son testigos del acto oficial de apertura del sistema de agua.
La comunidad Santa Marianita se halla a 3 horas y media de Cuenca en carro, en pleno páramo.
Richard Cabrera y Hernán Rodríguez fuimos delegados por el Director del Museo Nuclear Pumapungo, Yair Gárate, para asistir a la invitación del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica. Iniciamos a los 08:30 el recorrido de los 120 km que separan a Cuenca de Pucará.
La carretera Girón-Pasaje está destruida, por los hundimientos, deslizamientos de material, trizaduras, en cada kilómetro de la vía. Hasta más allá de Santa Isabel no hay tramo de vía que sea seguro o se halle en buen estado. Por suerte, el día está despejado y se puede circular con precaución.
El paisaje es de película y la vista más impresionante es la del Parque Eólico de Huscachaca, que se observa desde la carretera Tablón-Pucará. 14 turbinas de viento transforman la energía eólica en energía eléctrica.
En el kilómetro 60 de la Girón-Pasaje se toma un desvío a mano derecha y la carretera va por la ceja de la montaña. Son 35 km hasta el cantón por vía asfaltada pero peligrosa y por la que en ciertos tramos apenas pasa un vehículo. Por eso, el tiempo empleado para llegar es de 45 minutos. Los precipicios y el encañonado del Río San Francisco aumentan el peligro y al mismo tiempo incrementan la agreste belleza del sobrecogedor paisaje.
Antes de llegar a Pucará, pide un aventón un paisano. Sube a la camioneta y lo primero que pregunta: y ustedes ¿de qué familia son?. Respondemos: yo soy Rodríguez; y yo Cabrera. Reflexiona el hombre de campo: ¡ah! Buenos apellidos. Se baja a la entrada de Pucará y se lleva un libro de Max Uhle y otro de González Suárez. Los voy a leer lentamente, asegura. A propósito, me llamo Eloy Salvador Espinosa.
El cantón Pucará se halla a 3.200 msnm, al pie del cerro Zhalo que como mirador es uno de sus principales atractivos turísticos. Pucará cuelga en una ceja de montaña, se asienta sobre una especie de U, en la cordillera de Mollepongo. Otros atractivos son la laguna de Nariguiña y el mirador de Huasipamba.
Llegamos a las 11:00 a la “Sucursal del Cielo”. En caravana con otras instituciones, se recorren 30 kilómetros más, pasando por lugares como río Latapamba, Piedras Picotas, entrada a Las Nieves y a las lagunas de San José, hasta el punto de la inauguración, presidida por los dirigentes de las comunidades (Humberto, Daniel y Silverio), el alcalde de Pucará, Adrián Berrezueta, la gobernadora del Azuay, Consuelo Orellana y el ministro de Ambiente, José Dávalos. Hace mucho frío y para abrigar a la gente empiezan a servir puntas. El viento implacable aumenta la helada sensación térmica. Entregan ponchos como regalo al Ministro y a la Gobernadora.
Daniel Heras presidente de la comunidad de Santa Marianita recuerda que fueron necesarios 15 años de trabajo para hacer realidad el proyecto de la planta y sistema de agua potable de Santa Marianita, La Dolorosa y Minas Chuqui Alto.
La planta de agua potable era una prioridad porque Pucará es uno de los cantones del Ecuador con mayor índice de desnutrición crónica infantil. Al respecto la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el 28 de julio de 2010, una resolución histórica que reconoce "el derecho al agua potable y al saneamiento como un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos". Y el sexto Objetivo de Desarrollo Sostenible al 2023 habla de la necesidad de dotar a las poblaciones de agua limpia y saneamiento.
En este sentido, ahora reciben el servicio 123 familias de tres comunidades, con una ampliación planificada para 43 familias más, con inversión del Municipio de Pucará promete el alcalde, en total 500 personas que tendrán agua segura para vivir, en su mayor parte niños.
La planta fue construida por manos ecuatorianas en Cuenca. La captación está a 3.5 kilómetros de distancia, el proyecto tiene 2 reservorios en Minas Chuqui Alto y en La Dolorosa, funciona por gravedad y produce 0.70 litros por segundo de agua potable, obtenida mediante 2 cámaras de filtración y la aplicación de cloro y floculante líquido. El tanque principal tiene capacidad para 25 m cúbicos. La inversión es de 385.000 dólares del Ministerio del Ambiente.
Alguien me llama: ¡Hernán!, ya no te acuerdas de mí. Soy tu compañero de escuela. ¡Qué te vas a acordar!, pero yo sí me acuerdo. Soy Joffre Montenegro. Ahora soy el jefe del proyecto Huascachaca. Las torres tienen 90 metros de altura y las hélices de las turbinas tienen 35 metros de largo. Producimos con el viento 50 megavatios hora para el Sistema Nacional Interconectado.
Luego de la ceremonia en el páramo la comunidad invita a descender hasta La Dolorosa, pasando por la escuelita Santa Marianita. Allí se suben al carro 4 niños de la escuelita y cuentan que para ellos el agua potable es muy importante, porque antes se bañaban y tomaban agua del pozo y les daba mucho dolor de barriga. Cosa curiosa todos los niños del sector tienen la piel blanca, ojos claros (tonos verdes, café claro, azules, gris tenue), los cachetes intensamente colorados y el pelo castaño o rojizo, tornando hacia el rubio.
En La Dolorosa nos hacen visitar la iglesia, cuyo retablo en el altar fue recientemente restaurado por un artesano de la Capital, seguidor de la Escuela Quiteña. Hay una curiosa iconografía de la Virgen Dolorosa representada de cuerpo entero. A su derecha una imagen de San Juan Bosco con un poncho de Pucará. En la parte alta un cristo con los pies separados clavados a la cruz, una característica de la Escuela Quiteña, comentan.
El colegio de la comunidad lleva el nombre de “Federico González Suárez”. Allí se lleva a cabo otra ceremonia, la apertura de la llave para tomar el primer vaso de agua limpia. Al subir de la escuela otro programa en la cancha comunal, con artistas y danza tradicional. Se destaca la niña Jessy Maily Guamán Heras, que recita el poema “Mi amiga el agua”.
I
Agua que corres tranquila y natural
por el manantial;
¡contaminarte, nunca!.
Porque me das la vida
a mí y a la naturaleza.
II
Agua.
Nuestra misión es
cuidarte y protegerte
de los que quieren contaminarte.
¡Oh! Agua,
Amiga de la Pachamama,
la tierra te reclama;
porque juntas ayudan al agricultor
a tener una vida mejor.
III
Agua,
que eres un elemento indispensable
para la vida,
estás en todas partes.
Pero… te están contaminando
y los pescaditos se están acabando.
IV
¡Auxilio!, grita el agua,
de los mares, ríos, lagos y lagunas.
Nadie le escucha.
Dice: “la minería
me está contaminando”;
pero ellos prefieren el oro
y no se dan cuenta,
que el agua es nuestro tesoro.
V
Ahora es tiempo de protegerte,
agua querida, dulce de mi vida.
Quiero tenerte siempre conmigo
y no desperdiciarte,
porque puedes terminarte.
VI
¡A ustedes presentes les digo!.
Una y mil veces.
¡Cuidemos nuestras vertientes!.
Para que las presentes
y futuras generaciones
nos agradezcan,
por darles una vida mejor
para todo el Ecuador.
La paradoja. Unos vecinos me contaron que no están muy contentos con el agua potable. Que sí, que está bonito el proyecto y las tuberías llegan hasta las casas, con medidor incluido. Pero no están instaladas las acometidas domiciliarias. Aún falta que entre todos se pongan de acuerdo para nombrar a una junta administradora del agua, que tendrá la responsabilidad de manejar la planta, contratar técnicos y personal administrativo, comprar los insumos para potabilizar. Y los recursos se obtienen cobrando a cada domicilio por el agua consumida. Los beneficiarios no quieren pagar y menos en un sector poblacional en el que apenas se sobrevive de la agricultura, en donde no hay fuentes de trabajo y casi la única opción para un empleo estable está en… la minería. Resulta que antes el agua llegaba de los pozos entubada y nadie cobraba o pagaba por el servicio. Son las cosas de mi lindo Ecuador.
Comentarios
Publicar un comentario