Juan Rodríguez Derrossi: recuerdos sobre la sagrada tumba de mi padre, a dos meses de su partida.
Navidad en la casa de Las Américas, años 90 del Siglo XX.
Por Hernán Rodríguez Girón
CUENCA, Ecuador (19/01/2025).- Juan María Rodríguez Derrossi, hijo de Juan María de los Ángeles Rodríguez Linares, ecuatoriano y de Régula Yolanda Derrossi Aldaba, ítalo-española, nació en Cuenca el 20 de febrero de 1940.
Fueron sus hermanos Bolívar, Alfredo Segundo, Marcony, Su hermana Yolita, vive en Riobamba. Sus medias hermanas fueron Catalina y Dolores Luque y Piedad Rodríguez Sanandrés.
Tuvo la fortuna de conocer nietos y bisnietos. 60 años de matrimonio con María Ximena de los Dolores Girón Cordero, hija del teniente coronel Sergio Girón y de Tulia Cordero Crespo.
Sus hermanos migraron pronto. Por orden de nacimiento ellos fueron:
Simón Bolívar a los Estados Unidos en los 60´s y se radicó en California, radio técnico, por sus habilidades fue reclutado por el Gobierno de los Estados Unidos y dio asistencia logística en telecomunicaciones a los soldados que combatían en Vietnam, casado con Violeta Orellana Ayora, la tía Violeta; tuvieron 5 hijos, los primos Eduardo, Catalina, Patricio, Paúl y Juan Manuel Rodríguez Orellana.
Alfredo Segundo (2007+) a los Estados Unidos en los 60´, luego de fundar el Centro Cultural Abraham Lincoln en Cuenca y vivió toda su vida en Filadelfia, profesor de audiovisuales y director del departamento de comunicaciones de la Universidad de Filadelfia, radioaficionado, casado con Teresa Guambo Guevara, la tía Teresa; tuvieron 4 hijos, los primos Alfredo Jr., Alex, Eddie y Marcelo, Rodríguez Guambo.
Marcony Antonio, a finales de los 50´s del Siglo XX migró a Estados Unidos, luego volvió y se radicó en Quito, ingeniero ambiental, casado con Clemencia Yánez Cossío, la tía Clemen; tuvieron 4 hijos, los primos Marco Antonio, Gabriela, Alfredo y María Elena, Rodríguez Yánez.
Yolita que vivió en Cuenca, Alausí y luego a Riobamba, siguiendo a su marido el ingeniero Víctor Vallejo, el tío Víctor, que trabajaba en la Monolítica construyendo la carretera Chunchi-Alausí. Tuvieron 4 hijos, los primos Paúl, Silvia primera que murió a tierna edad, Xavier y Silvia segunda, Vallejo Rodríguez.
La media hermana de papá, del primer matrimonio del abuelo con Modesta Raquel Sanandrés, era Piedad Rodríguez Sanandrés, la tía Piedad, casada con Juan Portilla. Vivían en EEUU. Tuvieron 1 hija, la prima Deli Portilla Rodríguez.
Las medias hermanas de papá, producto del enlace matrimonial de la abuela Yolanda con Gabriel Enrique Luque y González, fueron por orden de nacimiento:
Catalina Luque Derrossi, la tía Cata, casada con Gustavo Alvarado Mejía, simplemente Gustavo. Vivían en Guayaquil. Tuvieron 4 hijos, los primos Yoconda, Gustavo, Iván y Omar Alvarado Luque.
Dolores Luque Derrossi, la tía Lola, casada con Horacio Puley Mármol, el tío Horacio. Vivían en Guayaquil. Tuvieron 5 hijos, los primos Horacio, Lourdes, Gabriel, Teresa y Guillermo.
Papá se quedó a cuidar y vivir en la casa de sus padres, con su mujer y sus hijos.
Su confesión religiosa era protestante y les encantaba a los hermanos Rodríguez andar atrás de los gringos porque aprendieron inglés. Con el Punto Cuarto y la Alianza para el Progreso recorrieron la provincia proyectando cine, sobre todo películas sobre saneamiento ambiental, para mejorar las condiciones de vida de las comunidades campesinas. Resultado de esta relación es el Centro Ecuatoriano Norteamericano Abraham Lincoln, del que el tío Alfredo Rodríguez es uno de sus fundadores.
Papás tuvieron varias casas. Una en San Roque, luego arrendaron en San Sebastián. Luego se pasaron a la casa de los abuelos, luego a la Avenida de las Américas. Después compraron el terreno en Ricaurte para hacer la quinta.
La Cuenca en la que nace Juanito, era una ciudad pequeña, que comenzaba en la Av. Huayna Cápac por el este y terminaba en la Y de la Baltazara de Calderón con la Gran Colombia en San Sebastián. Había un incipiente desarrollo del alcantarillado, el agua potable, la luz eléctrica, el teléfono. Por lo que fue testigo del progreso de su ciudad durante sus años de juventud y adolescencia.
Su infancia la vivió en la casa paterna, ubicada en la propiedad de Turubamba, Corazón de Jesús, barrio de San Sebastián, en la Villa Yolita, el primer parque temático, pista de baile y restaurante de Cuenca. Seleccionado del Azuay en ping-pong, llegó a ser campeón nacional, estudiante y graduado del Colegio Nacional Benigno Malo. Motociclista.
Le encantaba bailar, tenía escuela. Sus movimientos no había quien los iguale y siempre era el alma de cualquier fiesta. En su juventud fue campeón nacional de baile y el primer premio fueron mil sucres, título logrado en Santa Rosa, provincia de El Oro. El certamen se realizó en el coliseo de esa ciudad que estuvo lleno de público, participaron 800 parejas. Compitió haciendo pareja con una quiteña. Bailó el mambo “La Niña Popo” de la autoría del “Rey del Mambo”, el cubano José Damaso Pérez Prado, precursor de la salsa, un vals de los Miño-Naranjo al estilo peruano y un tango.
Otro título de baile que ganó fue el del Club Rotario, haciendo pareja con una de sus primas de Guayaquil. Bailaron cumbia, salsa, merengue, mambo y tango. Recibieron como premio un acuerdo. Participaron más de 50 parejas.
También fue campeón nacional de ping-pong, jugando en representación del Azuay en contra de Guayas y Pichincha. Le encantaba el tenis de mesa. Era un excelente jugador de voleibol ecuatoriano.
Su apodo era Popó, que se lo ganó porque según cuentan, le gustaba tanto este mambo de 1950 que entraba bailando todos los días el Colegio Nacional Benigno Malo y sus amigos empezaron a llamarle con el mote “Popo”, sobre todo Rodrigo Ramírez, su compañero de clases desde la primaria. Que se hizo más popular con la película “La Niña Popoff”, del año 1952, película mexicana dirigida por Ramón Pereda y protagonizada por Antonieta Pons y Fernando Casanova, basada en el mambo homónimo de Pérez Prado. El argumento de la película era que el amor entre una gran cantante y un pianista causa muchos problemas y frustraciones en sus vidas. Con el paso de los años, su apodo evolucionó al diminutivo “Popito” con el que le llamaban sus íntimos y que Rodrigo Ramírez transformó en “Popoloncho, el hombre mono”, el porqué será un misterio eterno.
Aprendió a manejar carro desde muy pequeñito. A los diez años. Iba a ha hacer fletes o carreras, cobrando un sucre por viaje. Como los modelos eran grandes, una GMC de los años 50, usaba un taco de madera para llegar hasta los pedales y así poder conducir.
La afición por la tecnología la heredó de su padre y hermanos, ya que su hermano Bolívar fue el primer técnico en Cuenca especializado en la reparación de radio transistores en la década del 50 del Siglo XX, cuando llegó la revolución tecnológica del transistor, que reemplazó a las radios de tubos.
Estudió arquitectura en la universidad hasta egresar pero no se graduó debido a que tuvo que trabajar para sostener a su familia. Empezó haciendo diseños para el estudio de Gastón Ramírez, junto a otros amigos. Con unas amistades crea “Arquitectos e Ingenieros Asociados” (AIA), para construir el plan de vivienda de la Cooperativa Abdón Calderón, lugar de Cuenca conocido ahora como la Ciudadela Calderón. También con el Filanbanco construye la ciudadela de San Roque, junto a lo que iba siendo la Universidad de Cuenca. A propósito, la Universidad de Cuenca le contrató para diseñar y construir el pabellón de aulas de la Facultad de Filosofía frente a la Avenida 12 de Abril. Allí, en San Roque, levantó su primera casa. Luego nos fuimos a vivir frente a la casa de María Eufemia Cordero, sector del Mercado Tres de Noviembre, luego a la casa de los abuelos en la Abraham Sarmiento y Sangurima y finalmente a la Av. De las Américas, casa que el construyó con sus propias manos.
Contratado por Marcelo Batallas, levantó el primer edificio de más de tres plantas que hubo en Cuenca, el conocido edificio Batallas que fue sede del Banco del Austro, de la Pagaduría Provincial y de muchas otras instituciones. La estructura de 6 plantas y dos subsuelos en la Calle Bolívar ahora está abandonada. Otro edificio que dibujó y construyó es el de la Matualista Azuay.
Fundador de empresas, creó Ecuaval y Arquimetal. Diseñaba y construía en metal complementos para la construcción de casas como puertas, ventanas y pasamanos. Hacía hornos artesanales de metal y arcilla.
Con Edmundo Jaramillo y un grupo de amigos, hacían alas delta.
Participó en la campaña electoral de Rodrigo Borja Cevallos en su primera participación hacia la presidencia de la República, que Borja la perdió ante León Febres Cordero. Siempre recordaba la anécdota de haber llevado al candidato de Cuenca a Cañar en moto, liderando la caravana. Porque el encantaban las motos.
Miembro fundador y socio durante más de 30 años del Cuenca Radio Club (CRC). El Club comienza sus actividades en el año de 1958 y allí hizo grandes amigos. La institución llegó a tener una red de repetidoras en los cerros más altas de la zona sur del país, que cubrían con sus señales todo el Ecuador en la banda de los 2 metros. Había una en Turi, otra en Buerán, en Carzhao, etc. La sede propia del Club llegó a estar ubicada en el 6 piso del edificio de La Laguna. Desde allí tuvimos una aventura con papá, cuando por primera vez se transmitió una competencia simultánea de ajedrez entre Cuenca y Piura en el año de 1989. Los radioaficionados de Cuenca transmitían las jugadas de las partidas una a una, en diez tableros y los piuranos hacían lo mismo. Las jugadas se anotaban y así se sabía el avance en cada tablero. Cuenca ganó esa simultánea, liderados por Felipe Delgado, maestro internacional de ajedrez.
Hacia 1975, la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Cuenca por su destacada actividad en la construcción, le concede el título de arquitecto, por decisión de Medardo Torres Rivadeniera. El secretario del tribunal que le tomó el grado fue Julio González.
Se casa con Ximena en 1962 y sus hijos nacen durante la década: Juan Enrique, fallecido a tierna edad por una mala práctica médica, Belinda, Geovanny, Hernán y Catalina, Santiago nace tardíamente en la década de los 70.
Hombre de empresa, puso su esfuerzo y dedicación a varios emprendimientos: una mecánica industrial “Arquimetal”, un almacén de pinturas, distribución de la marca “Sherwin Williams” que permaneció durante 25 años en la Sangurima y Tomás Ordóñez, otro almacén de “Pinturas Unidas” en la Y de la Baltazara de Calderón y Gran Colombia, en sociedad con Marcio Jaramillo.
Como miembro del Cuenca Radio Club y radioaficionado colaboró en los operativos de comunicaciones de la Guerra de Paquisha y del Cenepa, en búsqueda y rescate de los accidentados de los aviones de los 70 y 80, socio fundador de la “Asociación de Ejecutivos de Cuenca”. Miembro de la masonería cuencana, llegó al puesto de “Gran Maestro” de una de sus logias. Allí también cultivó grandes amistades como la de Raúl Toral y Doris Oramas.
Le gustaba mucho bailar, organizar fiestas y la alta fidelidad. Por eso, invitaba muchos amigos a casa y los distraía haciendo una mímica al órgano de la música electrónica, “el canguil”, ¡a todo volumen!, decenas y decenas de amigos pasaron por el mismo ritual y hasta se iban convencidos que papá sabía tocar ese instrumento electrónico, porque hacía la mímica con tal maestría, era muy chistoso verlo actuar. Hasta que mamá salía a la baranda del segundo piso de la casa y le gritaba: “¡Juanito, los chicos quieren dormir!. Su refugio era lo que él llamaba “La Cava”, en donde tenía instalados sus equipos de radiocomunicaciones y los equipos de alta fidelidad musical marca “Tecnichs”. Gracias a papá creo que todos desarrollamos un excelente gusto musical y aprendimos a diferenciar la buena de la mala música. Él fue un músico frustrado. Una de sus aficiones era comprar toda clase de aparatos musicales e invitaba a sus amigos músicos a casa a que los tocaran: guitarra, maracas, panderetas, palillos, batería, órgano. Fue el primero en Cuenca en comprarse un órgano eléctrico. Pero por supuesto el rey de la casa era su equipo de alta fidelidad, un “Thecnics”, con tocadiscos, casetera, amplificador y ecualizador. Hizo una excelente colección de discos de vinilo y otra de cassettes, con la mejor música. Luego añadió al equipo unidades de cd´s y también los coleccionó.
Como fotógrafo aficionado desarrolló una maravillosa colección de fotografías familiares en diversos formatos y tamaños con las que decoraba las paredes de su casa. Algún familiar admirado llegó a exclamar, “Juanito su casa parece un museo”. Otra colección preciosa y única la llegó a desarrollar en slides, desde 1979, cuando viajó a las Galápagos hasta el año 1993. Más 1.500 slides o diapositivas de las marcas Agfa Color y Kodak. A propósito, fue uno de los primeros ecuatorianos en viajar en vuelo turístico a las islas Galápagos en el año 1979. Así es que espíritu de pionero también lo tenía. Como egresado de arquitectura, participó en el desarrollo de Cuenca, construyendo las casas del barrio de Totoracocha, con el entonces Banco Ecuatoriano de la Vivienda.
Le gustaba viajar, conocer otros lugares. Por su gusto de viajar aprendimos a amar al Ecuador, ya que nos llevó en su casa rodante o camper a distintas ciudades: Manta, Esmeraldas, Guayaquil, Alausí, Chunchi, Riobamba, Quito. Amigo del progreso y de toda novelería en casa llegó a coleccionar los aparatos más raros: una filmadora V8, la tecla de telégrafo del abuelo Juan, una colección de carros de juguete metálicos y muchas cosas más. También era aficionado a comprar enciclopedias y libros como el “Tesoro de la Juventud”.
En los 80´s compró un pedazo de tierra en la parroquia Ricuarte, su sueño era mantener unida a la familia y su proyector construir la urbanización de los Rodríguez Girón, por lo que nos dio un pedazo de terreno a cada hermano. El sueño no se logró, pero que fabulosos años que pasamos en Ricaurte. Todo un acontecimiento era la llegada del Carnaval, cuando nos reuníamos todos a jugar hasta quedar empapados o las celebraciones de Navidad, con la llegada de Papá Noel. También los almuerzos de los domingos, con mamá y él a la cabeza de la mesa. Eso me hace recordar al salmista cuando dice:
¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
habitar los hermanos juntos en armonía!.
Es como el buen óleo sobre la cabeza,
el cual desciende sobre la barba,
la barba de Aarón,
y baja hasta el borde de sus vestiduras;
como el rocío de Hermón,
que desciende sobre los montes de Sion;
porque allí envía Jehová bendición
y vida eterna.
La casa de Juan y Ximena, en Cuenca en la Abraham Sarmiento y Avenida de las Américas y en Ricaurte, sector Molinopamba siempre fue el “refugio de las almas perdidas”, de las amigas y los amigos que en su casa no tenían un hogar, en la casa de Juan y Ximena siempre lo tuvieron. Allí comieron y bebieron en abundancia. Miembro fundador del Cuenca Radio Club, en el que fue socio activo durante más de 30 años. Director la Revista Antena del mencionado Club. Como radioaficionado era solidario poniendo en contacto a las familias en el extranjero con sus seres queridos en el Ecuador, a través de un sistema que se llamaba “Phone patch”. Ese era mi padre, el Juanito, “El Popó”, “Popito” o “Popoloncho el hombre mono” como se le ocurrió llamarle su amigo Rodrigo Ramírez.
Papá tuvo la felicidad de disfrutar siempre de distinguidas amistades como Homero León, su hermano Guillermo León, Raúl Peña, Rodrigo Ramírez, los hermanos Cordero, Adriano, Fabián, Mauricio y Bernardo, primos hermanos de mamá y tantos y tantos otros nombres que pasaron por su casa. Gracias papá, gracias mamá, por tanto amor, por habernos regalado esta buena vida y por habernos enseñado a amar la vida. A celebrar la vida.
Fundador de la Asociación de Ejecutivos de Cuenca, organización en la que participó por más de 25 años, entre otros logros está la edición y circulación de la Revista Apuntes, que trató temas relacionados con la Industria, el arte, la vida social de los ejecutivos y su formación y capacitación. Llegaron a circular más de 23 números, con el aporte de Remigio Cardoso y Diego Mora.
Como tú padre, quedan ya muy pocos de una generación que construyó al Ecuador como una isla de paz. La generación del Boom Petrolero, que abrió el Ecuador al mundo. Al final de todo esto solo quedan buenos recuerdos.
Un hermoso homenaje para gran hombre. Gracias abuelo por tanto amor
ResponderBorrarMuchas gracias querido hermano Hernán por haber recopilado tan meticulosamente la intensa vida de nuestro Padre. Qué ejemplo tan grande de amor y dedicación que nos regaló cada día de la vida. él, junto a nuestra Madre, supieron crear un espacio único para cada uno de nosotros, que hasta el día de hoy, y hasta el fin de nuestras vidas, serán testimonio de que el amor lo puede todo.
ResponderBorrarTantos eventos y vivencias hermosas de las que pudimos ser testigos y tantas miles de las que solo supimos.
ResponderBorrarMe siento muy afortunada de ser parte de su legado y muy orgullosa de todo lo que el abuelito fue.
Gracias tío por conservar y documentar los detalles, las historias y memorias de él y toda la familia. Eres un gran escritor!