El Museo de Esqueletología, algo nuevo para visitar en Cuenca
Por Hernán Rodríguez Girón.
Publicado en Diario El Mercurio, el domingo 10 de diciembre de 2000, Página 4B. Entrevista.
CUENCA, Ecuador (10/12/2000).- Un nuevo atractivo turístico funciona en Cuenca, el Museo de Esqueletología “Dr. Gabriel Moscoso”. La espectacular estructura ósea llama la atención a las personas que caminan por la calle Bolívar, en el Centro Histórico de Cuenca. La novedad se ubica a la entrada de la casa con el número 6-57, frente a San Alfonso. Los niños reconocen de inmediato que se trata del esqueleto de un caballo, la forma les es tan familiar. Por el contrario, sus padres creen, con cierta ingenuidad, que se trata del fósil de un dinosaurio.
En realidad, es la mejor carta presentación del primer Museo de Esqueletología de la ciudad, que lleva el nombre citado al inicio de este texto. Es la realización del joven científico cuencano Juan Pablo Martínez Moscoso, que si hubiera vivido en la Edad Media dedicado a esta actividad habría sido calificado de “aprendiz de brujo”. Juan Pablo explica que una de las maravillas del nuevo museo es el esqueleto del mono que fue la mascota querida de Susana González, animal que “no era tan querido por los vecinos de Susana. Murió de viejo el animalito”. Otra pieza interesante en exhibición son los esqueletos de un hombre y de sus animales domésticos, la reconstrucción ósea de una bandurria, ave endémica en peligro de extinción, de una llama y de un cóndor conocido científicamente como “vultur gryphus”.
El discurso de la protección del patrimonio sufre ya cierto desgaste, a pesar de que se debate desde hace pocos años en la ciudad, sin embargo, las iniciativas de los individuos y de la sociedad locales se multiplican para mostrar al turista nacional o extranjero, para mostrar no solo casas patrimoniales, sino contenido y oferta cultural.
Cuenca conmemora un año como Patrimonio Cultural de la Humanidad con algunas preguntas y dudas sobre lo que esta declaratoria significa para la ciudad y sus habitantes. Juan Martínez, a sus 22 años, trabaja para interpretar y desentrañar este significado y pasó a la acción, descubriendo que los jóvenes también pueden hacer mucho para conservar esta declaratoria UNESCO para la ciudad.
“Todos los ciudadanos debemos contribuir en algo al Patrimonio, porque no es solamente lo que ya está, que son las edificaciones que se realizaron hace algunos siglos. El Patrimonio Cultural lo hacemos todos y yo pienso que debemos tener iniciativas que muestren cosas de la ciudad, novedosas, para los turistas, a los que por ejemplo les va ha llamar mucho la atención ver una exposición de esqueletos de la fauna ecuatoriana”, explica Martínez sobre su museo.
Es un ejemplo de los sueños actuales de los jóvenes cuencanos. Juan Pablo siente vocación por la biología, es aficionado a los mapas históricos, artista y andinista. Su museo de esqueletología es el punto central de un gran proyecto cultural, que una la ciencia y la naturaleza y los acerque a los ciudadanos. Luego de seis meses de un arduo trabajo de montaje de la exposición museística, el lugar estará totalmente abierto al público en enero de 2001.
¿Por qué el nombre de Dr. Gabriel Moscoso, quién era?
Es el Museo de Esqueletología Dr. Gabriel Moscoso porque se implementa en torno a la colección de mi abuelo, que fue profesor de anatomía y radiología de la Universidad de Cuenca. El fue un aficionado a la vida silvestre y yo, cuando era niño, le ayudé a prepara algunos especímenes que ahora están en exhibición. Eso sí, nunca matamos animales para hacerlo, sino siempre con base en los restos de animales que hemos encontrado o los que la gente nos trae muertos. Quiero ampliar la colección, por eso pido a cualquier persona que en cuanto tenga un animal muerto, me lo traiga para preparar sus huesos.
¿Qué hace Juan Pablo Martínez además de la esqueletología?
Soy estudiante de biología, esto me viene desde niño. En el colegio estuve dedicado mucho al andinismo, creo que la naturaleza siempre ha estado en mí, pero, por parte de mi familia, también me gusta mucho el arte. Mi padre es pintor, realiza temas de la naturaleza. Cuando niño, participaba en concursos de pintura, gané algunos premios. Luego me dediqué a la fotografía. Participé en algunos salones nacionales, en la Federación de Estudiantes de la Universidad del Azuay, lanzamos una agenda y fui el fotógrafo de la agenda. Me dediqué también mucho al video, haciendo algunos documentales. Trababajé en “Mea Culpa”, un corto de ficción. También estoy involucrado en la organización de eventos culturales en la universidad. Como estudiante de biología estoy preocupado un poco por el medio ambiente, por hacer voluntariado. En la parte de la juventud, estuve recientemente en Perú en un encuentro por la paz, en el que discutimos esto y vimos que es prioritario que los jóvenes dejemos de esperar y comencemos a tomar cada uno una iniciativa, pequeña o grande y sacarla adelante, para hacer ver que nosotros también podemos hacer cosas, para rescatar los valores de nuestro país.
¿Cuál es la dirección del Museo?
Está en la Bolívar 6-57, frente a San Alfonso. Invito a las cuencanas y cuencanos a que vengan a conocer, porque es algo nuevo para Cuenca. Con la coyuntura de la Declaratoria de Patrimonio, considero que es importante que existan cosas nuevas que ver en Cuenca. Hay pocos museos de esqueletos en el Ecuador, una colección muy grande la tiene la Politécnica de Quito, pero no está exhibida, otro museo, el más importante es de la Casa de la Cultura sede Quito, pero aquí en Cuenca no había y que creo es importante que todos los jóvenes y la ciudadanía lo conozcan. Lo que más me impulsó ha hacer esto, lo que más me dio ganas de seguir trabajando, aunque es largo y cansado, es que debemos estar orgullosos de lo que tiene nuestro país, tenemos una diversidad muy grande. Pero nosotros no podemos amar lo que no conocemos. Esto está aquí para que vengan y vean lo que tenemos en el país. Lo importante es la diversidad zoológica.
¿Qué disciplinas científicas se unen en este museo?
Primero, la esqueletología; pero, aunque no es una ciencia muy difundida, es la más adecuada para definir lo que está aquí, porque solamente se exhiben esqueletos. De los peces vamos a exhibir taxidermia de pieles. Pero aquí se puede estudiar anatomía comparada, un poco de ecología, porque está la información sobre los animales y, sobre todo, evolución, porque en los esqueletos se ven muchas de las adaptaciones que los animales han desarrollado, para los medios en los que crecen. Además, educación ambiental aparte de ciencia. Invito también a los científicos a mirar esta muestra. Estamos programando pasantías con la Escuela de Biología. Cualquier científico que necesite clasificar esqueletos por comparación, puede hacerlo aquí. También quiero dedicarme a los colegios con educación ambiental. Hay muchos temas que se pueden tratar, en base a los esqueletos de los animales.
¿Qué apoyos recibe?
Aparte de Fundacyt, tengo el respaldo de la Universidad del Azuay, en la elaboración del proyecto. En la parte taxonómica, Fundacyt me ayudó a través de su director, el doctor Fernando Ortiz, que es el experto en aves más destacado del Ecuador. Además, la Casa de la Cultura de la que fue miembro mi abuelo, a través del arquitecto Diego Jaramillo y del ingeniero Miguel Moreno, han colaborado también en la parte taxonómica y estamos conversando para hacer proyectos conjuntos.
¿Cuántos esqueletos forman parte de la colección?
Tenemos una colección bastante grande, de lo que es fauna nativa ecuatoriana. A mas de esto, tenemos una sección, en la que está el ser humano, con todos los animales domésticos- Dentro de las especies exóticas, tenemos el esqueleto del elefante africano, que es una pieza bastante extraña, que no hay otra en el país y en la sección de los animales nativos tenemos en total 150 esqueletos, la mayoría en exhibición y el resto en reserva, como respaldo. Tenemos esqueletos de animales muy pequeños, como ratones, murciélagos y el mono pigmeo, el más pequeño primate del mundo, hasta el jaguar que es el carnívoro más grande de América, una llama, el cóndor, que es el ave más grande, caimanes. También están representados peces, anfibios, reptiles, mamíferos y aves.
¿Esta actividad cultural estará dedicada de manera primordial a la ciencia, a la educación y a la difusión del conocimiento?
Esperamos hacer una actividad científica y educativa. En el futuro, voy a tratar de constituir una fundación, que se dedique a la investigación científica de la fauna ecuatoriana.
¿Cuál es la importancia de que la gente esté cerca de la ciencia?
Debemos de tratar de llegar a la verdad, no una verdad parcial. La naturaleza nos demuestra que la diversidad no implica caos, sino que busca el equilibrio. En el país, creo que eso nos ayudaría muchísimo en la política, si llegáramos a entender ese fenómeno de la naturaleza. Debemos buscar y potenciar las diferencias. Creo que la ciencia nos ayuda a eso. Nos ayuda a ver que lo que hace la naturaleza, por más que sea diferente, siempre busca un objetivo común, un equilibrio dinámico. Los seres humanos no logramos entender eso. Seguimos viendo las diferencias como algo negativo, que desunen, en lugar de unir y que nos saquen adelante.
¿Qué más cosas interesantes se pueden hallar en esta casa-museo?
Bueno, primero que la edificación está catalogada dentro del Patrimonio Cultural. El museo está instalado en lo que eran la despensa, la cocina y el comedor. Es una típica casa cuencana, con piedras en sus cimientos de origen cañari e inca, que fueron usadas para sostener y levantar el edificio original.
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